LA MAREA INVISIBLE DE LAS NADIE.


 

Estrenamos este espacio, que esperamos sea de debate pausado y plural sobre la situación social, ligada al empleo, la economía y el consumo. Más que un espacio de expresión sesuda y distante, nos interesa sobre todo centrarnos en cómo nos afectan fenómenos aparentemente lejanos, desde el TTIP al caso "EDU", desde laLOMCE a la crisis financiera, en especial a nuestros vecinos y vecinas con más dificultades.


Cuando iniciamos nuestra actividad como asociación, nos preocupaba especialmente aportar soluciones prácticas a los problemas de esa gente que convive con nosotros y nosotras y a quienes les cuesta acceder a todo lo que consideramos normal y digno. Esa gente que, como decía Galeano, "para los economistas más notorios son sólo números, para los banqueros más poderosos sólo deudores, para los políticos más exitosos sólo votos, para los tecnócratas y burócratas más eficientes sólo molestias".


En 1998 estábamos saliendo de otra crisis, o tal vez iniciando una, que ya nunca se sabe, pero una crisis distinta; en aquellos años los recursos europeos se repartían con cierta alegría, alcanzando tangencialmente "la pedrea" incluso a las ONG´s más nuevas y modestas... eran los tiempos en los que los partidos políticos y los interlocutores sociales (empresarios y sindicatos) se repartían un pastel que ha resultado amargo e indigesto, de una forma que ahora nos resulta indignante, pero que  la gente, ciudadanía, clase obrera o popular, los de abajo... ignoramos voluntariamente, convirtiéndonos en cómplices a nivel social, ético y político-electoral no por falta de información, sino por la completa certeza de que el status-quo institucional, político y administrativo era inamovible, tanto a nivel local como regional, en los años más duros del "pachequismo" y el socialismo de Chaves y Griñán... Básicamente no existía conciencia de que otra forma de hacer las cosas era posible ni confianza en la Justicia (con mayúsculas y minúsculas) o en la democracia. Éramos, como decía Jarcha, un pueblo "muy obediente hasta en la cama".


 Incluso en los mejores momentos de estos años, hemos sido conscientes de que existían esos colectivos de personas en nuestros barrios que no vemos cuando se afirma con gran superficialidad  que la cosa no puede ir tan mal con las ventas y los bares llenos, esas "nadies" de Galeano (mujeres en su mayoría, brecha de género mediante) que tenemos más cerca, que limpian en las casas, hacen chapuzas, o cuidan personas enfermas y mayores en nuestro particular mercado negro, o en el mejor de los casos, optan a pequeños trabajos tan legales como precarios en una tienda, un bar, una fábrica (bueno no, que de esas no quedan).


Incluso en los mejores momentos, las (y los) nadies solían quedarse fuera de los programas sesudamente diseñados para ellas (o ellos) desde un despacho en Europa, en Madrid o alguna administración local, porque pedían ESO, o no tener 18 años, o tener menos de 25, de 30, o ser inmigrantes "ilegales", o por no saber leer, o por no poder acceder al trabajo por ser de la zona rural y no tener vehículo propio, o ser madre y no tener con quien dejar a un hijo o hija... con el tiempo estas iniciativas han ido exigiendo cada vez con más frecuencia títulos (F.P., estudios universitarios...) echando definitivamente a las nadie de los recursos pensados originalmente para ellas y ellos.


Se nos ocurrió realizar proyectos consistentes simplemente en encontrar a nuestras vecinas y vecinos "nadie", preguntarles en qué querían formarse y trabajar, y gestionar esa formación (con profesionales que voluntariamente nos cedieron su tiempo y recursos) y prácticas profesionales, dándoles becas, incluso contratos, cuando hemos contado con recursos. Nos encontramos nuevamente con la burocracia; Nuestros cursos no tenían valor en el ámbito de la administración pública, aunque se adaptaran a los contenidos de certificados de profesionalidad o cualificaciones profesionales. Nuestros cursos para "los nadie" son nada. Llegamos a preguntar ¿Y sí nos adaptamos a los requisitos de formación subvencionada pero no solicitamos la subvención? ¿Si sufragamos los gastos de la formación ahora que no hay subvenciones? Tampoco.


Ahora el panorama es otro; se acabó la fiesta, la barra libre de recursos europeos para formación, empleo e inserción; no hay cursos de Formación Para el Empleo, ni Escuelas Taller, ni Programas Europeos... Pero lo peor no es eso. Lo peor es que ahora las nadie son más invisibles que nunca; antes porque las ventas o las casetas en feria estaban llenas, hoy porque entre un 40% de paro y con tanta gente emigrada, la urgencia está en mayor medida en recuperar, buscar soluciones para nuestra juventud sobradamente preparada o nuestra clase obrera experimentada carne de ERE, que para ese sector aparentemente nada reivindicativo, poco posicionado política y socialmente, no tan grande como otros y al que en el fondo nunca encontramos soluciones eficientes en términos de inserción laboral, no supimos cómo "meterle mano". No es extraño oír, incluso en corrillos "progres", que la formación para el empleo y la inserción son del pasado, que las personas desempleadas de hoy están excelentemente formadas, que eso es "tirar el dinero"...


Como decía aquel señor que enseñaba orgullosamente su aeropuerto a sus nietos, pensamos que "no han entendido nada"; la justa y necesaria lucha por los mínimos vitales (techo, comida, agua, luz), no debe hacernos renunciar a lo que se había logrado hasta ahora, ni olvidar otras necesidades, que por ser menos acuciantes no dejan de ser fundamentales y constitutivas en parte de la dignidad de toda persona.


Desde Raíz pensamos que de esta crisis debemos salir, o al menos intentarlo, todas y todos, sin aligerar lastre, sin renunciar ni a uno solo de los servicios públicos sociales, educativos, de salud, transporte o la solidaridad con otros pueblos que teníamos, aprovechando el desarrollo tecnológico y la experiencias pasadas para gestionarlos mejor de como lo hacíamos; porque la vida no entiende de parcelas; sin buenas comunicaciones la gente del entorno rural está aislada respecto a los centros urbanos, y por tanto a los principales recursos de formación, empleo...sin buena educación pública la brecha formativa y laboral sería mayor... 


Por eso apoyamos todas las mareas: verde, blanca, granate, naranja, violeta, azul, roja, negra... pero además reivindicamos la marea transparente, la de la gente invisible, la de las nadie de nuestro ciudad o de cualquier país. Y pensamos que hacen falta medidas legales, ayudas, iniciativas, acciones específicas de promoción e inserción que acorten la brecha económica, formativa, tecnológica, de género y laboral con el resto de la ciudadanía. En ello, modestamente, estamos desde hace ya casi 18 años.